Una novicia sevillana, en su primer día en el convento, se mete en su celda para dormir y a los cinco minutos, las otras monjas la oyen cantar:

-¡Ayyyy. ayayayayayay, aaaaaaaaaay!

Cinco o seis minutos después vuelve a cantar y poco después, más de lo mismo.

Por la mañana le dice la madre superiora:

-Canta usted muy bien, pero en este convento, ni de noche, ni de día, se puede practicar cante jondo,bulerías...

-No eran cante jondo ni bulerías.

-¡Qué eran?

-Seguiiillas,tres pajas seguiiillas.